Pocas expectativas eso sí, porque de no ser por la presencia de Kate Beckinsale y Luke Wilson, este film no sería más que carne de videoclub. Ambos forman una pareja que lleva consigo todos los clichés que podríamos esperar. Se trata de una pareja en crisis, a punto de divorciarse debido a la desgracia de perder a un hijo. Su relación, como es de suponer, no pasa por su mejor momento y no hacen más que tirarse los trastos el uno al otro.
De las premisas no hace falta hablar demasiado: carreteras secundarias, coche averiado, motel con tipos raros… aunque reconozcámoslo; nos encantan los tópicos. Como el español con su jamón, flamenco y toros o el americano con sus hamburguesas, rock & roll y cowboys.
En este sentido, nos encontramos con Ethan Embry intentando ser un mecánico con chispa para el humor, o con Frank Whaley (curtido sobre todo en TV) haciendo del sicótico de turno. Tipos extraños donde los haya que uno no quisiera como vecinos. Al personaje de Whaley se le pueden sacar comparaciones con miles de locos sicóticos dentro del cine, pero es a eso a lo que se juega en el film. Y la verdad es que cumple su cometido, aunque se le echa en falta un poco de ese humor negro en sus comentarios para darle un poco más de vidilla al asunto.
Habitación sin salida sigue la tónica de los filmes actuales de meter a un personaje extraño con ganas de matar, pero sin dar ninguna explicación de sus motivaciones (Como ejemplo ilustrador, nada menos que la simpática Cuando llama un extraño de Simon West). Parece que se lo quieren tomar tan en serio, o tienen tan pocas ideas, que se ha perdido el interés por la figura del malo de turno. Ya no vemos psicópatas como los de Scream (Wes Craven, 1996) dando su esperado discurso final explicando y defendiendo sus acciones.
Lo que nos encontramos en filmes como el de Nimród Antal es un tipo que se pasa el día corriendo y asustando a sus víctimas antes de matarlas y que no sabe enlazar más de tres frases seguidas.
Todo hay que decirlo, para bien o para mal, el final sorprende; uno no se lo espera.
No hay que olvidarse tampoco del personaje bonachón que viene a ayudar sin saber la que se le viene encima. En este caso se trata de un pobre policía que seguramente estaría echando una cabezadita antes de recibir la llamada de auxilio.
El film del que hablamos hoy es otro ejemplo más de lo descuidado que anda el género, algo que pretenden solucionar con chicas guapas como Kate Beckinsale y sangre (porque aquí la sangre tampoco falta en los momentos finales). Sin embargo, no deja de ser un entretenimiento si uno no tiene nada mejor que hacer y anda leyendo comentarios como este.