Si lo que buscas es pasar un rato de total intrascendencia que roce el aburrimiento, Qué les pasa a los hombres es tu película. Empapándose de convencionalismos y clichés, el film ofrece una imagen de la mujer – en un intento de hacer una comedia – con unos valores muy anticuados y machistas, de mujeres cuya única ambición en la vida es cazar un buen hombre con el que casarse y formar una familia.
El director Ken Kwapis presenta varias historias acerca de las relaciones entre hombres y mujeres que pretenden abordar la mayor parte de las posibilidades que se dan, pero realmente lo que tienen en común todas ellas es su falta de interés, son historias vacías y carentes de fuerza.
La película cuenta con muchas caras bonitas y algunos actores con más nombre que talento para llamar la atención, pero el estar tan estereotipada, con unos personajes muy planos y un humor que se queda en las intenciones, la cinta pierde su gancho mucho antes de cumplirse las dos – largas – horas que dura. Las interpretaciones, discretas ellas, no dan mucha opción a entrar en valoraciones. El ejemplo lo tenemos en Ben Affleck, que lejos de actuaciones como las de La sombra del poder o Hollywoodland, nos ofrece el mismo registro que tanto se le ha criticado en cintas como Pearl Harbor: mucha pose y poca alma en el personaje. Más de lo mismo se puede decir del resto.
La señorita Scarlett Johansson, para alegría de muchos, está para mostrar sus atributos, pero poco más… y francamente, por lo que cuesta una entrada de cine hoy día, es de recibo ofrecer algo más. No todo podía ser negativo.
La trama protagonizada por Ginnifer Goodwin y Justin Long es la que, con menos pretensiones, logra esbozar más de una sonrisa en el espectador. Y cómo no... Jennifer Connelly. Los años le están sentando como a nadie a la neoyorkina en todos los aspectos.
Con un atractivo que lo inunda todo a su alrededor y una mayor verdad en sus ojos, se cree sus personajes transmitiéndolo a traves de la pantalla. Lástima que lo demás no la acompañe como se merece.
El director Ken Kwapis presenta varias historias acerca de las relaciones entre hombres y mujeres que pretenden abordar la mayor parte de las posibilidades que se dan, pero realmente lo que tienen en común todas ellas es su falta de interés, son historias vacías y carentes de fuerza.
La película cuenta con muchas caras bonitas y algunos actores con más nombre que talento para llamar la atención, pero el estar tan estereotipada, con unos personajes muy planos y un humor que se queda en las intenciones, la cinta pierde su gancho mucho antes de cumplirse las dos – largas – horas que dura. Las interpretaciones, discretas ellas, no dan mucha opción a entrar en valoraciones. El ejemplo lo tenemos en Ben Affleck, que lejos de actuaciones como las de La sombra del poder o Hollywoodland, nos ofrece el mismo registro que tanto se le ha criticado en cintas como Pearl Harbor: mucha pose y poca alma en el personaje. Más de lo mismo se puede decir del resto.
La señorita Scarlett Johansson, para alegría de muchos, está para mostrar sus atributos, pero poco más… y francamente, por lo que cuesta una entrada de cine hoy día, es de recibo ofrecer algo más. No todo podía ser negativo.
La trama protagonizada por Ginnifer Goodwin y Justin Long es la que, con menos pretensiones, logra esbozar más de una sonrisa en el espectador. Y cómo no... Jennifer Connelly. Los años le están sentando como a nadie a la neoyorkina en todos los aspectos.
Con un atractivo que lo inunda todo a su alrededor y una mayor verdad en sus ojos, se cree sus personajes transmitiéndolo a traves de la pantalla. Lástima que lo demás no la acompañe como se merece.
2 comentarios:
¡Censuras mis palabras abstraídas! (Pásate mi blog, y verás el artículo COMPLETO, jejeje).
(Evidentemente me referia a ti, Dani, señor del Aire).
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