25.12.08

The Spirit (2008)

Frank Miller adapta para el cine y hace suya la obra más emblemática de Will Eisner, The Spirit, el cual revolucionó y rompió todos los moldes del cómic. Y con esa misma intención, Miller se atreve a adaptar a su mentor.

Con esta primera aventura en solitario como director, Frank Miller ha conseguido que al contemplar The Spirit estemos visionando un cómic y no una película. Ha pintado los fotogramas como si fueran viñetas, trasladando verdaderamente el papel a la pantalla.


Al mismo tiempo, Miller, ha reinterpretado la historia de Eisner a su manera, haciendo que ésta, sin perder un ápice de su personalidad, se nutra del personal estilo del de Maryland.


Dejando de lado el buen hacer del director a nivel técnico, nos encontramos con un film entretenido pero con una trama sin chispa ni enganche. La historia que se nos presenta es de lo más convencional, con unas pizcas de novela negra y de humor satírico y casi paródico hasta la saciedad.


En los poco más de 100 minutos que dura The Spirit, algunos gags y situaciones parecen demasiado estirados, con una narración y unos personajes muy planos, a pesar de esa voz en off del protagonista que aparece de vez en cuando intentando darle una mayor profundidad y complejidad a su lucha.


Otra de las cosas que se le pueden achacar a The Spirit es su gran cantidad de similitudes con Sin City y 300, ya no sólo a nivel estético, sino en ese aroma épico y honorable de sus protagonistas. Bien es cierto que este punto no tiene porque ser negativo, pues para bien o para mal Miller tiene un estilo muy definido.


Ante tanta pega es de agradecer el reparto con el que cuenta la película: Samuel L. Jackson, Jamie King, Scarlett Johansson, Sarah Paulson


Para dar vida a Spirit los productores confiaron en un semi-desconocido Gabriel Macht, a quien se ha podido ver en cintas como El buen pastor o La prueba. El objetivo de evitar que la gente pensara en el actor en lugar de en el personaje está conseguido, pues se sale del film habiendo olvidado por completo quien era el actor. A tal punto llega la falta de carisma del protagonista por muy locas que vuelva a las féminas de la película.


Para secundar a nuestro héroe nada mejor que un grupo de jóvenes bellezas con papeles secundarios (Jamie King y Sarah Paulson), parte importante dentro de la trama (Eva Mendes) o prescindibles (Paz Vega).


La española Paz Vega tiene una aparición realmente breve, que sólo da cabida a que luzca un vestuario muy ligero y a que muestre que el francés no es lo suyo.


El antagonista de Spirit, Octopus lo interpreta un Samuel L. Jackson en tono de parodia y gracia excéntrica acompañado por la exuberante Scarlett Johansson. Son, sin duda, lo mejor de la película.


Quien vaya buscando en The Spirit una nueva Ciudad del pecado o una peli de superhéroes, está equivocado. Si por el contrario se busca un poco de cine negro y humor sin hacer mucho esfuerzo en comprender la historia, saldrá convencido de la película.

17.12.08

Comme les autres (2008)

En tono de comedia, el director Vincent Garenq nos invita a conocer y comprender nuevas realidades sociales huyendo del morbo y los tópicos, a través de una historia que muestra las dos caras de la moneda y de unas interpretaciones convincentes.


Como los demás aborda los temas de las relaciones de pareja, la homosexualidad, la adopción por parte de padres del mismo sexo y las madres de alquiler (entre otros) de una forma muy natural y realista; queriéndose mostrar imparcial al dar voz a todas las posturas referidas a estos asuntos.


Por un lado tenemos a Manu (Lambert Wilson) que quiere ser padre aún siendo homosexual y a Fina (Pilar López de Ayala) que se presta a ayudarle. Por el otro, sin embargo, nos encontramos con Isa (Florence Darle) y Philippe (Pascal Elbé), más conservadores en sus ideas y contrarios a la postura de Manu. Para completar el abanico está Cathy (Anne Brochet), amiga de la pareja formada por Manu y Philippe, que se presta a ayudarles pero con reservas.


A lo largo de todo el film se plantea la pregunta de si es bueno o no criar a un niño sin la figura materna presente, pero al tiempo se da un voto de favor al amor y cariño que una persona puede darle a un hijo, independientemente de su situación y tendencia sexual.


Estas arduas y polémicas cuestiones que bien podrían dar lugar a un denso drama sobre los valores humanos, ofrecen a Vincent Garenq el hilo conductor perfecto para elaborar una comedia cercana y repleta de enredos y situaciones graciosas al más puro estilo francés.


Como los demás es un film ameno, con un guión fácilmente digerible y de un tono muy familiar, aunque presenta algunos momentos demasiado caricaturescos, que más que poner una nota cómica, sacan completamente de contexto al espectador (especialmente la parte en la que entran en escena los padres de Fina).


Asimismo, la conclusión del film, a pesar de quedar abierta a que trabaje la imaginación del público, da la impresión de extenderse demasiado; intenta concluir pero no termina de dar el último acelerón. Esto da cabida a algún que otro epílogo que sigue esa tónica cómica que en el fondo no tiene ninguna gracia.


En cuanto a las interpretaciones – dejando de lado a los personajes de los padres de Fina, de los que uno todavía se pregunta de donde han sacado ese acento argentino – no caben más que palabras de elogio.


Lambert Wilson (visto en “joyas” como Matrix Revolutions o Sahara) borda su papel de homosexual, no queda nada forzado en su manera de actuar y comportarse. Pascal Elbé, en cambio, resulta menos expresivo, más acorde también es cierto a la forma de ser de su personaje. Ambos interpretan a una pareja que perfectamente podríamos encontrarnos en cualquier parte.


Completando el trío tenemos a Pilar López de Ayala, que salva con soltura el handicap del idioma y conmueve con su papel de chica extranjera en un lugar que le es extraño, que se convierte en madre de alquiler y se enamora de la persona inadecuada.


Además, no se puede olvidar a Anne Brochet, que no se muerde la lengua y arrolla con algunos diálogos estupendos. A pesar de lo conciso de su aparición, se deja notar.


Como los demás nos presenta a unos personajes que nos resultan tan cotidianos gracias a su multitud de matices. El que se vean envueltos en asuntos tan comprometidos a través de una comedia, es lo que le evita a su director caer en torpezas sociales y pueda plantear todas las preguntas y posturas en cuanto a la homoparentalidad.

13.12.08

Estrenos: Como los demás

Los cines Golem de Madrid han sido los escogidos para presentar en nuestro país “Como los demás”, film del francés Vincent Garenq y que cuenta con la presencia de Lambert Wilson (Un plan brillante, Matrix) y la española Pilar López de Ayala (Obaba, Sólo quiero caminar).

Para la presentación en Madrid acudieron el director, Vicent Garenq, y los actores Pilar López de Ayala y Pascal Elbé (El Raid, Mes amis, mes amours); y tras el photocall de rigor realizado en el hall de los cines, comenzó la rueda de prensa en la que periodistas y el equipo de la película intercambiaron opiniones.


Las primeras preguntas, como era obvio, fueron para Pilar que catalogó de experiencia muy positiva y de un sueño el poder rodar en Francia. Como los demás es la segunda película que rueda en el país galo, aunque la primera completamente francesa. Asimismo, la actriz habló de cómo consiguió el personaje, gracias a la mediación de Xavier Lafitte (En la ciudad de Sylvia), quien le comentó que buscaban a alguien para el papel y se decidió a mandar material para el casting.


Sobre su experiencia en Francia dijo salir muy contenta, dentro del cine europeo el francés es el más interesante, y querría volver a trabajar allí; aunque de momento no tiene ningún proyecto concreto.


Además, como curiosidad, habló de cómo se preparó el papel. Al no saber francés hubo de trabajar con un coach para aprenderse todas las líneas fonéticamente.


Ya entrando en lo que es la película en sí, sorprendió que Vincent Garenq tardara dos años en acabar el guión. Según sus palabras, estuvo mucho tiempo con la idea de hacer una cinta sobre una pareja homosexual, pero le faltaba un eje; el cual apareció en un momento dado en forma de madre de alquiler.


Lo demás fue cuestión de equilibrar a los tres personajes y que el otro papel femenino (Anne Brochet) ni tuviera una excesiva carga ni quitara protagonismo a Pilar.


Poco a poco las preguntas se iban volviendo más comprometidas en referencia a los temas tratados en el film. Sobre las madres de alquiler, por ejemplo, Vincent no se mostró muy partidario de la idea por considerarla muy fuerte y tremenda, pero al ser algo que se da día a día, lo hizo.


Bien es cierto que al profundizar en el tema descubrió historias muy tiernas y conmovedoras; ejemplificando a su vez el lado tremendo en India, donde muchas mujeres intentan salir de la pobreza de esta manera.


Por otro lado, argumentó el dejar un final abierto en la película porque le parecía más cinematográfico, a pesar de haber rodado otra conclusión (la cual adelantó que se podrá ver en el dvd)

El hecho de haber estado, por casualidad, siempre rodeado de homosexuales ayudó mucho al director. De hecho, un amigo suyo le hablaba de su deseo de tener hijos, lo que como guionista le dio un buen tema sobre el que no se había hablado antes en el cine. Tanto es así, que el personaje de Lambert Wilson, se llama Manu en referencia a ese amigo.


Pascal Elbé, quien hasta ese momento se había limitado a hacer algún comentario aislado, tomó protagonismo en el tramo final de la rueda hablando de la acogida del film por parte del público homosexual.


Un acogida, según sus palabras, que por lo general ha sido buena, aunque algunos grupos que se han quejado aduciendo que se habían quedado cortos en la película y deberían de haber mostrado escenas de una relación entre los dos hombres. Al respecto, Elbé comentó que era algo que no veía necesario, que haría más mal que bien a la película tirar por ahí.


En cuanto a los colectivos más conservadores, al ser las relaciones homosexuales un tema aceptado por la sociedad, no han podido hacer críticas directas al film, por lo que han optado por catalogarlo de malo.


Para el actor francés, lo bueno de Como los demás es el hecho de mostrar que una persona, no por ser gay, ha de estar de acuerdo con la idea de que se deba criar un hijo con alguien de su mismo sexo.


Entrando en el ámbito más personal, el trabajar en el film le ha ayudado a evolucionar frente a la homoparentalidad, al igual que le ocurre a su personaje a lo largo de la trama. La película permite entender como podría ser una relación así. Considera que es “demencial” que haya tantos huérfanos en Francia y que estas parejas no tengan los mismos derechos para adoptar.


Y de esta forma, hablando un poco más sobre el asunto de las adopciones en Francia, se dio por concluida una rueda de casi una hora de duración y en la que hubo cabida para hablar de casi todo.

7.12.08

Appaloosa (2008)

Appaloosa nos brinda un relato sobre la lealtad y la amistad; una historia con aromas clásicos y con el toque universal que ofrece el western de la visión de un mundo que ha llegado a su fin y está alumbrando una nueva era.


Ed Harris se embarca con Appaloosa en su segundo proyecto como director tras Pollock (2000). Basada en una novela de Robert B. Parker, Appaloosa nos habla de temas como el honor, la traición o la amistad cuando el entorno que los rodea está en un proceso de cambio del que no hay vuelta atrás.


Junto a Robert Knott, Harris firma un guión que ha querido respetar lo máximo posible las intenciones del libro y trasladárselas al espectador, pues tratan temas que siguen siendo igual de importantes en la actualidad.


Lo que a priori parece ser un guión sencillo, se nutre de unos diálogos brillantes y un trasfondo humano muy enriquecedor apoyados en unas interpretaciones llenas de matices. En esto tiene gran mérito el director, gracias a su faceta de intérprete que le permite meterse en la piel de sus actores y sacar el máximo partido de ellos.


Aquí, tanto Ed Harris como Viggo Mortensen han sabido darle a la tecla correcta y firman unos papeles formidables, de esos que dan un nombre, aunque no les haga demasiada falta. Por su parte, Jeremy Irons está correcto, pero queda claro que sus mejores días han quedado atrás.


En cuanto a la representación femenina, la de Ariadna Gil no es más que testimonial y Renée Zellweger es también solvente, pero da la impresión de que sigue tirando del crédito que le dio el Oscar y como tantas veces ocurre, está muy sobrevalorada.


Para Appaloosa, Ed Harris contó con la fotografía de Dean Semler (Bailando con lobos o Apocalypto entre otras) intentando seguir la herencia del clásico western con grandes planos y paisajes, así como una ambientación muy cuidada.


El film no tiene grandes pretensiones, no busca ser un western convencional, pero tampoco intenta huir de los clichés. Sin embargo, a pesar de ser deudora de directores como John Ford, Appaloosa es un western más sentido y atípico y con situaciones envolventes plagadas de tensión.

2.12.08

Estrenos: Appaloosa

Con motivo del estreno de Appaloosa (segundo film tras las cámaras de Ed Harris), Viggo Mortensen y Ariadna Gil estuvieron en Madrid dando una rueda a la que acudió el equipo de Freak Show y unas cuantas fans del actor (grupis para que nos entendamos).

Tras el photocall de rigor donde los dos actores parecían encontrarse en el paredón siendo acribillados por los flashes de los fotógrafos, llegó el tiempo de las preguntas y explicaciones.

La voz cantante la llevó Viggo quien no dudo en elogiar la labor de Harris en la dirección. Según el actor, el hecho de que Ed Harris sea también actor le hace ser mejor director, pues transmite seguridad, le gusta estar muy cerca de los intérpretes y no para hasta que considera que la toma está bien.

Al respecto Ariadna Gil también tuvo unas palabras, no sin antes declarar su sorpresa y orgullo al recibir la llamada para participar en un film rodeada de gente de tanto nivel. Ariadna dijo sentirse muy cómoda durante el rodaje (a pesar de lo escueto de su papel), pues el director siempre estaba pendiente de ella y le transmitía mucha seguridad a la hora de trabajar.

La rueda transcurrió de forma amena y entre pregunta y pregunta absurda o sin venir a cuento se percibía el buen feeling de los dos actores (ya habían coincidido en Alatriste).

Mortensen hizo mucho hincapié en el hecho de que no haría un western sólo por hacerlo, sino sólo si contaba una buena historia. Como es el caso de Appaloosa. Para él, el western ambientado en los últimos decenios del XIX representa algo universal, que siempre está presente: el fin de una forma de vivir, de una concepción del mundo al cerrarse las fronteras. Es el fin de una época.

En esta línea dice moverse el film, pues plantea el que pasaría en un mundo cuando hay un obstáculo que lo cambia todo.

Asimismo ambos intérpretes se refirieron al interés de Harris de seguir la herencia del clásico western, dando importancia a los paisajes abiertos, la gente, la ambientación… poniendo como ejemplo las películas de John Ford. Appaloosa sigue una tendencia más clásica pero sin buscar ser el típico western y eludiendo los clichés, sino que buscaba algo más.

De ahí la importancia, por ejemplo de los papeles femeninos (a los que se refirió la actriz española), los cuales se comportan como se comportan en la película porque no les queda más remedio, y no siguen las normas impuestas de la época.

Contraponiendo Appaloosa con otros western actuales surgieron los títulos de El tren de las 3:10 y El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. La primera con un ritmo más trepidante y exceso de planos cortos (siguiendo una estética más actual), y la segunda siguiendo una tendencia más artística.

Dejando de lado la película y a sus personajes, ambos hablaron de sus futuros proyectos.

Mortensen declaró su interés por volver a trabajar en España, en especial con Díaz Yanez de quien guarda gran recuerdo y recomienda su última cinta, Sólo quiero caminar. También tuvo palabras de satisfacción por sus próximos estrenos Good y La Carretera.

Ariadna Gil por el contrario, no tiene ningún estreno próximo, pero si que hay proyectos interesantes que le están llegando. Sin embargo no quiso adelantar acontecimientos.

Tras hablar un poco más sobre las diferencias entre el trabajo frenético de Hollywood y el de nuestro cine se dio por concluida la ronda de preguntas para que las “grupis” mencionadas anteriormente se abalanzaran para conseguir sus preciados autógrafos y fotos.

22.11.08

Body of Lies (2008)

Ridley Scott nos traslada, con Red de mentiras, a Oriente Medio para seguir los pasos de un agente de la CIA (DiCaprio) en sus intentos por frenar a una célula terrorista que está provocando una oleada de atentados por todo occidente. La trama en sí no es nada original; es el típico trhiller de acción que no aporta nada nuevo al género, pero Ridley Scott sabe como hacer que el público termine con una sensación de satisfacción tras ver el film con un montaje intenso.

Red de mentiras nos narra una historia en la estela del cine hollywoodiense actual, más crítico con su Administración pero con la creencia de que las cosas pueden mejorar. Con estas premisas uno ya se puede imaginar que el film cojea de una cierta previsibilidad y algún cliché que otro.

No todo es política o espionaje en la cinta de Ridley Scott, también hay lugar para el amor. De dar este contrapunto tierno y emocional a la película se encarga la iraní Golshifteh Farahani, que encarna a una joven enfermera de la que se enamora DiCaprio.

Las intenciones son buenas, pero de estas no se puede vivir y el romance entre los dos personajes es de lo más insustancial y prescindible del film.

Para contrarrestar un guión efectivo pero escaso de ideas novedosas, el director recurre a dos pesos pesados: Leonardo DiCaprio y el ya habitual Russell Crowe. Si bien sus interpretaciones convencen como siempre; sus personajes no dan para más, no tienen chispa ninguna. Mientras que el primero huele demasiado al Billy Costigan de Infiltrados, el segundo también abusa de tópicos.

Por un lado tenemos a Roger Ferris, el agente con gran futuro en la agencia, con un fuerte carácter y un tipo íntegro y honorable. Por otro nos vemos con Ed Hoffman, el jefazo inmoral y sin escrúpulos sólo interesado por sí mismo. ¿Muy original no?

Cambiando de tercio, a nivel técnico, Red de mentiras no tiene nada que se le pueda reprochar. Su estética y algunas secuencias propias de un videoclip podrían hacerla pasar por una película de Tony Scott, pero sin que ello deba tomarse como algo negativo.

El gran punto a favor del film de Ridley Scott está en lo cuidado de su producción, fotografía, montaje, etc. Su fuerte ritmo en las escenas de acción hace que el espectador no pueda moverse de su asiento. En este sentido, la película es puro entretenimiento.

Queda bastante claro que Red de mentiras no es ni de lejos lo mejor de Ridley Scott, pero si es de lo más efectivo. El film hace disfrutar y pasar un rato de cine… y en el fondo, ¿no es eso lo que uno busca en una película?

28.10.08

Transsiberian (2008)

Para hacer frente a las producciones de Hollywood, los europeos suelen apostar por las coproducciones internacionales para así poder traerse a actores de renombre y algún director interesante; aunque no siempre el resultado es el esperado. En esta tesitura se encuentra Transsiberian, que recurre a Brad Anderson y a un reparto encabezado por Woody Harrelson y Ben Kingsley.

Anderson se embarca así en su segundo proyecto en tierras europeas tras El Maquinista (2004). Pero en esta ocasión se va de viaje en el famoso Transiberiano en aras de lograr un film que guarde un cierto espíritu clásico y recuerde a directores como Hitchcock.

A través de casi dos horas de película, Transsiberian consigue transmitir las sensaciones que se producen en el viaje y muestra con buen acierto, la belleza de sus paisajes a lo largo de toda la geografía rusa.

La cinta tiene un comienzo esperanzador, pero se pierde pronto en su larga travesía. Parece no tener claro lo que quiere ser y termina no siendo nada.

Transsiberian peca de una cierta previsibilidad y de un afán de querer irse por las ramas porque sí. Además, usa ciertos recursos (como el flash-back) sin venir a cuento y que solo sirven de relleno, pues a esas alturas el público está más que enterado de lo que está sucediendo.

No todo va a ser negativo, pues la idea original era buena y Brad Anderson ha demostrado en varias ocasiones ser un excelente director. Así, el grado de suspense y tensión de algunas escenas levanta el ánimo del público y lo sumerge (aunque sólo sea por poco tiempo) en medio de la historia.

Hablando de todo un poco llegamos al trabajo interpretativo, el cual es, sin duda, lo mejor de la cinta. En este apartado quien se lleva la palma es Woody Harrelson (realmente uno llega a pensar que es un cretino). Su personaje es el que tiene la función de contrarrestar la tensión del film para evitar que los espectadores se saturen.

A Ben Kingley, por su parte, ya no le hace falta probar nada acerca del nivel de su trabajo. El papel de policía ruso da la impresión de que le viene como anillo al dedo.

Las dos estrellas americanas están bien escudadas, sobre todo, por los personajes femeninos: Emily Mortimer y Kate Mara. La primera (a quien vimos por ejemplo en Match Point) es sobre quien recae gran parte del peso de la película, mientras que Kate Mara, se limita a ser una simple secundaria sin demasiada trascendencia en el devenir del film.

Una mención se merece el personaje de Carlos Ximénez (Eduardo Noriega), quien aporta el punto español en esta producción internacional. Sobre su actuación sólo decir que hace lo suyo. Eso sí, hay que darle un voto de confianza en la versión doblada, ya que (al menos en lo que respecta a su personaje) deja bastante que desear.

24.10.08

JCVD (2008)

Imaginemos a un Van Damme en el ocaso de su carrera y afligido debido al juicio por la custodia de su hija. Entonces decide volver a Bélgica para reencontrarse a sí mismo y se ve envuelto en el robo de un banco. Con esta sugerente premisa se presenta el nuevo film de Jean-Claude Van Damme, JCVD.

A algunos les vendrán a la mente títulos como Takeshis’, pero comparaciones aparte, y siguiendo un tono de tragicomedia, JCVD tiene momentos realmente buenos que nos descubren una interesante obra que va más allá de lo que a simple vista pudiera parecer.

De un lado se nos presenta un thriller con policías, robos y demás; y de otro, una mirada introspectiva del mundo del cine a sí mismo. A priori no hay por donde coger algo así, sin embargo, el resultado final, a la par que sorprendente, es más que reseñable.

Además, la propuesta se adereza con algunos toques de comedia y situaciones que, a pesar de despertar algunas risas, son tan cotidianas que hacen que más de uno se mire a sí mismo.

A modo de falso biopic y reflexionando sobre la fama y su precio, Van Damme hace su interpretación más sincera y humana. En JCVD deja de lado las artes marciales para analizar e ironizar sobre su propia vida. Quien fuera protagonista de hitos del cine como Double Team o Van Damme’s Inferno, parece haber resurgido y ha encontrado su vena interpretativa.

Después de algunos intentos con películas salidas directamente al mercado DVD, su retorno a la gran pantalla da la sensación de haberle salido bien. En el presente film somos testigos de la mejor interpretación de actor belga hasta la fecha.

La cinta del semidesconocido por estos lares, Mabrouk El Mechri, convence desde un primer momento. Alejada de grandes pretensiones consigue conectar pronto con el público, pues estamos siendo testigos de la caída de una estrella que retorna a la cruda realidad.

Esta conexión con el espectador también se logra gracias las escenas en las que un emocionado Van Damme interpela al público para confesarse.

Siguiendo un montaje atractivo y ágil (pero sin caer del todo en la estética de un videoclip), además de usar saltos temporales hacia atrás y adelante para enlazar toda la trama, el director francés logra seducir con una película fresca y sin complejos.

JCVD es una entretenida y sorprendente propuesta (debido sobre todo a su protagonista más que al tema abordado) pero que, como no podía ser de otra forma, al final se deja llevar por las buenas intenciones y los mensajes moralizantes típicos de Hollywood.

22.10.08

Las metacríticas: VIERNES 13 PARTE 7

El Caballero Oscuro de Christopher Nolan no ha sido la única película que ha conseguido elevar a categoría de obra maestra a una saga desvalorizada y denostada por críticos de todo el mundo. Así ocurre la séptima parte de Viernes 13, en la que su director John Carl Buechler, una prima donna del maquillaje y los efectos especiales, dota de elegancia, energía y de buen hacer a esta séptima entrega, infravalorada injustamente por el público.

No pretendemos hacer aquí comparaciones, pero si en
El Caballero Oscuro del sobremitificado Nolan (pues todos sabemos que gran parte del éxito de la película es gracias al montaje y no a su astucia mediata) consigue alejar a la figura de Batman del cómic, de las cabriolas y de esas pantomimas en pro del realismo y de las tramas realistas y políticas, en Viernes 13 parte 7 ocurre todo lo contrario. John Carl Buechler abandona el hiperrrealismo rural que caracterizaba a las anteriores entregas y se las ingenia para introducir al asesino Jason en el universo del cómic enfrentándolo contra un némesis inesperado. Tina, una chica con poderes telepáticos y capaz de mover las cosas con la mente. Algo así como la respuesta de los ochenta a la Carrie que conocimos de la mano de Brian de Palma, pero ahora modernizada y rubia para la ocasión.


"Si creíais que el maquillaje churretoso del joker era bueno, mirad esto.
La polla, ¿eh? Sobran las palabras"


“El traje de Batman en el caballero oscuro era un poco mierda. Mirad, en cambio, el de Tina... Sutil pero contundente. elegante pero versátil Tina, toda una tía".

Son muchas las virtudes que demuestra este
viernes 13. Desde ese prólogo arrebatador en que asistimos al origen de los poderes de Tina que tras provocar (sin querer) la muerte de su borracho padre asumirá el destino del héroe (ya sabéis frases como:"todo poder conlleva a una gran responsabilidad" o "mueres como un héroe o vives lo suficiente para haberte convertido en el villano"), la inclusión de todo un reparto a las alturas de las circunstancias (quien puede olvidarse de Jimmy, ese personaje fan de star treck) hasta el enfrentamiento final con Jason. Enfrentamiento repleto de dobles lecturas, en el que Jason ya no es solo un vulgar asesino sino que consigue elevarse a la poética metalingüística al representar el sentimiento de culpabilidad de Tina por la muerte de su padre. Porque no nos engañemos, aquí el Jason, al igual que hizo Nolan con su Joker, no se limita a representar la villanía. Este Jason es la culpa, el remordimiento y la debilidad humana en pura forma oxidiana. Es el ojo del huracan que nos mira y nos señala a todos por el patetismo que representamos. Todo puede resumirse en una parafrasis: "Instaura una pequeña anarquía, altera el orden establecido y comenzará a reinar el caos". Jason es un agente del caos, y lo que tiene el caos es que es justo.

Estamos ante el primer Jason justo de la historia.

Todo esto deriva en una conjunción de emociones en el tramo final, en el que el escenario, el consabido lago, sirve de metáfora para la dialéctica entre Tina y Jason. Su enfrentamiento no sólo tiene cabida en la realidad objetiva sino que al ser reflejado por las aguas pantanosas de Cristal Lake tiene repercusión en el otro lado del espectro, creando así un espejismo distorsionador con tintes oníricos.

Cabe destacar la asombrosa intervención de Jason en esta secuela interpretado por un espléndido
Kane Hodder. Muchos pensaban que la elección del actor para interpretar a Jason no era la acertada. Algo similar a lo que ya le ocurrió a Michael Keaton en el primer Batman en la que una legión de fans sin agallas proclamaron que fuera sustituido de inmediato. Sin embargo, el trabajo de Hodder en este secuela no deja lugar a dudas: es sencillamente brillante. Hodder se las arregla para confeccionarnos a un Jason más elegante y refinado. Por vez primera percibimos que sus actos esconden un subtexto, una sobrecarga de dramaturgia cinéfila, una miga de psicología. Un Jason que no se limita a ser una serie de concatenaciones perversas de maldad. Al terminar de ver este filme a uno le dan ganas de conocer un poco más a este Jason y no deja de preguntarse, ¿dónde había estado este personaje en las anteriores secuelas?

En definitiva, una peli de terror digna de los mejores relatos de
Adrian Mellón o de Alonso Curvelo, que no dejará indiferentes a aquellos que quieran ver algo más que una peli de lagos y de máscaras con agujeros.

18.10.08

Tropic Thunder (2008)

Todos tenemos que reconocer nuestras debilidades, y entre las de un servidor están las comedias de Ben Stiller. Siempre se les encuentra algo con lo que te arrancan una carcajada, y en este sentido, Tropic Thunder no es una excepción.

Con esta nueva incursión en la faceta de director, Ben Stiller sigue la senda de la sátira y la crítica, como bien hiciera en su día con Zoolander y el mundo de la moda. En esta ocasión su incisiva mirada está dirigida hacia el celuloide.

Tropic Thunder cuenta, en tono de parodia, los intentos de un director por hacer la mayor película bélica de la historia junto a unas estrellas vanidosas y petulantes y un mezquino productor.

Con referencias a filmes como Platoon o Apocalypse Now (incluso al documental sobre el rodaje de la misma: Hearts of Darkness), la cinta de Ben Stiller hace una burla del cine bélico. Más aún, su sátira va dirigida a toda la industria sin dejar títere con cabeza. Lo vemos en los trailers que sirven de presentación a los actores (son de lo más desternillante del film), la gala de los oscars o en las cláusulas del contrato de Tugg Speedman (Stiller), entre otras cosas.

La parodia más visible en este sentido es, sin duda, la referida a Hearts or Darkness. Tanto es así, que hasta han distribuido un “documental” titulado Rain of Madness, en donde se narran las dificultades de la filmación de Tropic Thunder.

Para llevar a cabo este proyecto, Stiller se ha acompañado de gente como Nick Nolte, Jack Black o Robert Downey Jr. Aunque como siempre hay algunos que despuntan más que otros, y en esta ocasión hay uno que lo hace sin ningún género de discusiones: Robert Downey Jr. Ya el simple hecho de verle caracterizado como un actor negro es suficiente motivo para ver el film.

Su personaje es el más divertido, y como todo en la película, tiene una gran carga irónica. Algo que tienen en común resto de personajes, pero que no vamos a desgranar aquí.

Otras interpretaciones a destacar son las de Nick Nolte y la de un desconocido e impresionante Tom Cruise. Así como numerosos cameos de reconocidos actores. Las risas están garantizadas.

La dificultad que se encuentra la cinta es su escasez de gags y chistes, lo que hace que mientras haya fases muy cómicas y cargadas de picardía (las insinuaciones a Jack el simple, por ejemplo); hay otras (sobre todo a partir de la mitad del film) que se diluyen en escenas intrascendentes y que parecen más de relleno para justificar la inversión realizada en la película.

Este vaivén en el ritmo del film actúa en contra del mismo, puesto que después de pasar por una secuencia de esas, pobres en interés, cuesta volver a arrancar y meterse en la acción. Además, esto hace perder parte del sentido crítico y malicioso de la cinta.

16.10.08

Camino (2008)

Con una historia sobre el amor, que antes de su estreno ya ha levantado ampollas, Javier Fesser intenta desvincularse de lo hecho anteriormente pero sin perder su esencia.

Camino es, ante todo, un relato acerca del amor. La historia de una niña (Nerea Camacho) que se enamora, y que a pesar de las fatalidades a las que se enfrenta, no pierde la esperanza e inocencia propias de su edad.

Este amor que siente la niña es interpretado a los ojos de su entorno más próximo (a causa de diversas situaciones que se dan), como un amor a Jesucristo.

A lo largo de la cinta asistimos a una gran declaración de amor; amores distintos según quien sea el destinador, pero un amor puro al fin y al cabo: el que profesa la orden del Opus Dei y la madre a dios, el enamoramiento infantil de los niños, el de unos padres hacia su hija, el de una hermana que se encuentra perdida y confusa…

El otro gran tema que se aborda en el film (y el que ha suscitado más polémicas) es el de la fe y la religiosidad. En cierto modo, también vinculado al tema anterior.

A pesar de todos los ataques que pueda recibir por anticlerical o por denostar la fe católica, toda la película está envuelta – paradójicamente – en un cierto halo de religiosidad.

El film parece inspirarse libremente en la vida de Alexia González Barros (una niña de 14 años fallecida en 1985 por una enfermedad terminal en honor de santidad, que actualmente se encuentra en proceso de beatificación). Tanto o más cuando estos datos se nos dan antes de los créditos finales y cuando la familia de dicha niña ha mostrado su malestar hacia la forma de tratarse algunas escenas.

Sin embargo, según palabras del propio Fesser, el caso de Camino no hace referencia a ningún hecho concreto, sino a numerosas historias anónimas.

Aspecto este, que puede causar más de una confusión entre los espectadores.

La declaración de intenciones de Javier Fesser acerca de querer mostrar una realidad, dejando espacio para que sus defensores se expliquen libremente y que podamos llegar a comprenderlos; se queda en agua de borrajas. Algo inevitable por otra parte, teniendo en cuenta que el director ha manifestado en varias ocasiones tener un posicionamiento totalmente en las antípodas de lo defendido por obras como el Opus Dei.

Esta completa falta de abstracción y objetividad se percibe en el hecho de que todos los personajes que defienden abiertamente las tesis del Opus causan un rechazo tal, que a muy pocos les afectaría que viniera alguien y se los cargara a todos.

Además, los protagonistas que, o resultan más ambiguos o no comparten esta forma de pensar, son vistos como las víctimas de la hipócrita y egoísta iglesia.

Ya no sólo eso, sino que, como ejemplo ilustrativo, en las escenas en que la madre de Camino (Carmen Elías) le habla a la niña de su ángel custodio antes de dormirse, la reacción de Camino no es de seguridad. Todo lo contrario; es sugestionada de tal forma, que cuando duerme, sus sueños se transforman en pesadillas en las que huye de dicho ángel “protector”.

En el film se dan muchas metáforas y paralelismos como con el cuento de la Cenicienta que ayudan, sobre todo, a comprender la visión de Camino acerca de todo lo que le está sucediendo y, al mismo tiempo, cumplen la función de rebajar la carga emocional de la película.

Esta sobredosis de emociones hace que surjan comparaciones entre Camino con filmes como Mar Adentro. El problema surge cuando el director se pone dubitativo a la hora de saber si ha conseguido emocionar al público o no. Estira y estira hasta llegar a la extenuación, convirtiendo por momentos a Camino, en un producto sensiblero de sobremesa que busca la lágrima fácil y no engaña a nadie.

Lo que ha de reconocerle a Javier Fesser es su ojo para elegir al reparto. Las interpretaciones de todo el plantel: desde La jovencísima Nerea Camacho a Manuela Vellés o Mariano Venancio entre otros, son de lo mejor que uno se puede encontrar.

A modo de refrito de conclusión, se puede afirmar que Camino consigue ser una preciosa narración acerca de lo que es el amor y una valiente y dura crítica hacia el Opus Dei. Una crítica que les ha proporcionado un fuerte empuje mediático y que hará que nadie quede indiferente al verla.

La losa que arrastra, por contra, es su desesperado intento por emocionar en la mayor medida posible, lo que puede hacer de sus dos horas y veinte minutos, algo laborioso y cansado.

10.10.08

Vicky Cristina Barcelona (2008)

Está claro que no estamos ante la mejor película de Woody Allen y que el cenit de su carrera ya ha quedado atrás; sin embargo, con Vicky Cristina Barcelona, el director neoyorquino nos ofrece otra de esas comedias con un encanto especial.

Al estilo de otros filmes suyos como Melinda y Melinda, Allen se acerca al tema del amor como sólo el sabe, a través de la comedia con un cierto halo de tragedia que envuelve a todos sus personajes.

Uno de los encantos de Vicky Cristina Barcelona es el convertir a la ciudad condal en un personaje más; recorriendo sus calles y embriagándose de ella. El problema radica en que tal embriaguez termina sentando mal, convirtiéndose la película en una especie de guía turística de la ciudad.

El otro de los puntos fuertes del film es la dupla BardemCruz. A pesar de nadar entre toda clase de tópicos y clichés, el oscarizado Javier Bardem se desenvuelve de maravilla en la piel del pintor español, seductor y bohemio. Por su parte, la aparición de Penélope Cruz es explosiva; le da un nuevo enfoque a la cinta y se come la pantalla con cada intervención. Las improvisaciones que hacen ambos mientras discuten en castellano son formidables.

La que no sale bien parada es Scarlett Johansson, quien parece sosa y desganada. El personaje de Cristina es más que intrascendente. Rebecca Hall en cambio, tiene chispa, pero da la impresión de que su personaje (Vicky) ha sido desaprovechado por completo.

Estos desequilibrios entre los personajes se traducen en un ritmo un tanto irregular: de un quiero y no puedo con Vicky, pasamos al torbellino de María Elena que justifica el tiempo empleado en ver la película, para seguir con la desdibujada Cristina. Y así a lo largo de la película.

Con un desenlace al más puro estilo Allen, Vicky Crisitna Barcelona deja un sabor agridulce en el espectador: acaba con una sonrisa en la boca, pero con la sensación de que falta algo.

23.9.08

Che: The Argentine (2008)

De la mano de Steven Soderbergh y Benicio del Toro, la figura del “Che” Guevara revive para ser desmitificada y arrancada de las camisetas y pegatinas en las que se ha visto sumida, que la convirtieron en un icono vacío, dejando de lado el símbolo de unos ideales.

Che: El argentino nos muestra la transformación del médico al líder militar a través de la revolución que significó el derrocamiento de Batista. Para apreciar este cambio de mentalidad y forma de actuar del Che, Soderbergh intercala las escenas de un Che en pleno combate luchando por su causa, y otras en las que defiende el éxito y logros de la revolución cubana, en la asamblea de las Naciones Unidas.

Estos saltos temporales que se dan, hacen que, en un principio, cueste seguir la historia y que se corte el ritmo del film, dando la sensación de una cierta lentitud en la misma. Bien es cierto que las escenas de Ernesto Guevara en EEUU son de las que un mayor significado tienen para comprender a la figura revolucionaria, pues es ahí donde plasma sus pensamientos.

El hilo conductor de la cinta es una entrevista que le hacen al Che durante su estancia en EEUU a propósito de su intervención en la asamblea de las Naciones Unidas. Es en esa entrevista donde relata (desde su perspectiva) lo transcurrido durante la guerra contra el ejército de Batista, acompañando a Fidel Castro (Demián Bichir).

Además de estos saltos, Soderbergh juega con el color para establecer la diferencia entre estas dos situaciones temporales.

Los fragmentos de batallas, pertenecientes al pasado, son a color para darle un aspecto más épico y realista, propio del cine bélico. Por su parte, las escenas inscritas en el presente de la acción son en blanco y negro, con el propósito de abstraerse de sus juicios personales y acercarse al documental, que tiene una apariencia más verídica.

Este es, sin duda alguna, uno de los logros de Che: El argentino. Steven Soderbergh ha conseguido hacer un retrato del guerrillero argentino lo más cercano a la realidad posible. Se nota que el personaje del Che le ha cautivado, pero el director americano no cae en prejuicios ni estereotipos, consiguiendo un film bastante imparcial.

Quizás en manos de otro estaríamos ante un título panfletario que no habría pasado de otra cosa que mostrar tópico tras tópico.

El otro gran punto en favor de Che: El argentino es la calidad de las interpretaciones. Benicio del Toro encabeza un reparto reconocido internacionalmente: Damián Bichir, Rodrigo Santoro, Catalina Sandino, Julia Ormond

De Benicio del Toro poco se puede decir, su interpretación es deslumbrante. Se mimetiza de tal forma con el Che, que uno se olvida completamente del actor y cree estar viendo al verdadero guerrillero. Lo mismo sucede con Damián Bichir en su papel de Fidel Castro, moviéndose y expresándose igual que el dirigente cubano.

Mención especial merece también el personaje de Raúl Castro, interpretado por Rodrigo Santoro. Es difícil creerse que el actor brasileño no sabía nada de español antes de comenzar la película.

La nota negativa en este sentido la da Unax Ugalde, con un personaje poco convincente e irrelevante.

Quizás, uno de los aspectos en que flojea el film, sea en la música de Alberto Iglesias. El tono sobrio y por momentos más propio del documental, se pierden con la banda sonora que en lugar de ayudar a la narración, distrae de ella.