25.5.09

Knowing (2008)

Alex Proyas vuelve por los fueros de la ciencia-ficción en esta superproducción apocalíptica muy acorde con los tiempos inciertos en los que parecemos encontrarnos. Señales del futuro recupera la función atemorizante de la ciencia-ficción más clásica y se presenta como un toque de atención a nuestra conducta respecto al planeta y el entorno que nos rodea.

La película nos lleva a 1959 donde los alumnos de una escuela enterraron una cápsula del tiempo con lo que ellos pensaban que sería el futuro. De ahí nos traslada a 2009 para descubrir que entre esas fantasías infantiles se encuentra una carta llena de números que esconden terribles profecías sobre el fin del mundo.El director hace gala de su talento para envolvernos en una atmósfera terrorífica y, a veces, desconcertante que lamentablemente, a medida que avanza el metraje, se va apagando sin que nadie pueda hacer nada para evitarlo. Y es que a pesar del realismo con el que logra inquietarnos y de unas secuencias (como la del accidente de avión) que hacen que nos agarremos a las butacas, lo enrevesado y confuso de la historia lo tira todo para atrás.Destellos de filmes como Dark City, numerología y profecías a mansalva, seres que parecen sacados de Hellraiser, algunos visos bíblicos y una sorpresita que otra, aderezados con los dramas familiares que no pueden faltar en los taquillazas de este tipo, así como sus dosis de terror y acción, terminan por conformar un revoltijo demasiado espeso para no sufrir una indigestión. El intento ha sido bueno, pero se ha quedado ahí: visualmente sobrecogedora, pero dramáticamente floja hasta caer en el aburrimiento y la previsibilidad.

Se le quiere dar un peso emocional equivocado y vacío a la relación padre e hijo; demasiado sentimentalismo, que como bien muestra la cara de Nicolas Cage durante toda la cinta, no se cree ni él. Y es que las cosas como son: la cara de miedo, de dolor o de amor profeso hacia su hijo, son sospechosamente muy similares. Aquí no se discute la capacidad interpretativa del actor (sobradamente demostrada con filmes como El ladrón de orquídeas, The Weather Man o Living Las Vegas), sólo que en la película que nos ocupa abusa de sus malos hábitos.

En definitiva, cinta para engordar los bolsillos de la industria del cine y de las palomitas, pero con un mensaje diseminado entre sensiblería vacua y grandes efectos.

8.5.09

Star Trek (2009)

No sé puede entender la ciencia moderna sin los trabajos de Newton, del mismo modo que no sé puede entender la ciencia-ficción sin Star Trek. Parece de una lógica aplastante, pero lo cierto es que son muchos los que (cinéfilos o no) apenas conocen nada acerca de este fenómeno de la cultura pop (entre ellos, el mismo que suscribe estas líneas). Es por ello, que antes de ver esta nueva película dirigida por J.J. Abrams, quise preguntarle a un conocido (fan confeso de estas aventuras estelares) para que me situara un poco.

Pregunta: ¿De qué va Star Trek?
Respuesta: Trata de la exploración del universo y las formas de vida que hay en él, desde un punto de vista cultural, social y filosófico. No trata de conquista sino de contacto.

P: ¿Qué tiene, que haga que aún hoy dé tanto de que hablar?
R: Plantea unos temas universales que, aún vistos desde un punto fantástico, son ponderables a cualquier época y situación política o social. A veces también trata temas individuales y dilemas morales de una forma muy entretenida y dando formas distintas a cosas que ya se conocían. Aparte de esto, es muy imaginativa, no se repite nunca y tiene altas dosis de aventura.

Ahora bien, para muchos, acercarse a día de hoy a esta saga y revivir las aventuras del capitán Kirk y el iconizado Spock puede resultar de lo más tedioso (y freak, para que negarlo).

Ese es uno de los motivos que ha llevado J.J. Abrams a coger la famosa franquicia y revitalizarla dándole un nuevo enfoque desde el comienzo.

Con esta versión de Star Trek estamos ante eso, ante un renacimiento (al modo de Christopher Nolan con su patricularísimo Batman) que espera captar a los más fieles seguidores de la serie original y, muy especialmente, a los muchos vírgenes espectadores no iniciados en las aventuras de la Flota Estelar.

Y es a ellos, que siempre han sido reacios a adentrarse en este vasto e inexplorado universo, a los que se dirige esta crítica. Pues un servidor, como tantos otros, se pasea por primera vez a través de los pasillos de la Enterprise gracias a J.J. Abrams.

El considerado nuevo gurú de la ciencia-ficción demuestra el porqué de este calificativo en esta superproducción espacial. J.J. Abrams (creador de Perdidos y Fringe) se adentra en el universo de Star Trek para mostrarnos el inicio de la leyenda, su visión de ese comienzo.

Para ello se da el lujo de permitirse ciertas licencias respecto a la historia original, sin que esta pierda su esencia, con un doble fin: hacerla accesible a todos los públicos y que las hordas de trekkies le den su visto bueno a la cinta.

Y la jugada parece haberle salido redonda. Hasta Leonard Nimoy (el inolvidable Spock), a pesar de haber dicho en repetidas ocasiones no volver a enfundarse el uniforme de la Flota Estelar, tiene un papel de vital importancia en el film de Abrams.

Esta nueva entrega de Star Trek narra, como se ha dicho antes, el comienzo de las mil y una aventuras descritas a lo largo de más de 40 años. La trama gira en torno a como surge la amistad entre Kirk y Spock y la primera misión de la Enterprise. Para ello, nada más original que recurrir al tópico (que siempre funciona) de los dos rivales que ven las cosas de forma diametralmente opuestas pero que finalmente han de lograr complementarse. Así, mientras Kirk es llevado por su instinto y es más impulsivo; Spock es un personaje mucho más racional y lógico, que evita dejarse llevar por sus emociones.

Al final, ¡cómo no!, las circunstancias les obligan a tener que entenderse para salvar la situación. El mensaje está claro: con el diálogo es como más se avanza y el futuro se nos presenta optimista y esperanzador.

El director de Mission: Impossible III sabe conjugar como pocos la acción más trepidante con el desarrollo de sus personajes. A base de unos grandes efectos visuales y cámara en mano consigue que nos sintamos dentro de la Enterprise y nos sobrecojamos en las escenas más intensas; al tiempo que capta la complejidad de los protagonistas hasta tal punto, que incluso, llegamos a sentirnos identificados con las motivaciones de Nero (Eric Bana) para poner en peligro a la humanidad.

Nero, el líder romulano que amenaza a la Federación, hace su aparición por primera vez en esta saga y es, sin duda, uno de los personajes más carismáticos del film. Gracias sobre todo a la formidable actuación del australiano Eric Bana, quien destaca por encima del resto del reparto.

En cuanto a los sucesores de William Shatner y Leonard Nimoy como el capitán Kirk y Spock respectivamente, nos encontramos con los ídolos teen Chris Pine y Zachary Quinto conforman una pareja solvente bien escudada por unos secundarios de la talla de Simon Pegg (Zombies Party), Karl Urban (El mito de Bourne) o Anton Yelchin (Alpha Dog). Tenemos pues, una tripulación joven y de la más variopinta procedencia que se apoya en gente consagrada como Bruce Greenwood (el presidente Kennedy en 13 días) y la siempre hermosa y talentosa Winona Ryder con un pequeño pero tierno y cautivador papel.

J.J. Abrams nos deleita con un divertimento puro. Hace de Star Trek un film asequible para todos, espectacular, y que guarda toda la esencia de la saga; pero que al tiempo abre todo un abanico de posibilidades para reinventarla y adaptarla a los nuevos tiempos.

4.5.09

The International (2009)

Que en esta época de crisis una película como The International venga a engrosar las carteleras cinematográficas no parece una estrategia fruto del azar, sino un plan bien urdido con el propósito de hurgar un poco más en la herida, dejando patente que gran parte de la culpa de esta situación la tienen las entidades bancarias.

Dejando a un lado las consideraciones pseudopolíticas, este film corre a cargo del realizador alemán Tom Tykwer, director virtuoso y actualmente acomodado, que si en su primera película Corre Lola, corre (1998), revolucionó el cine de acción marcando una estética videoclipera apreciable en otros títulos como Lock and Stock; Snatch. Cerdos y diamantes; etc., hace unos años tuvo la valentía de llevar a la pantalla grande una de las novelas clasificadas como inadaptables, El perfume: Historia de un asesino (2006), tarea de la que salió muy bien parado.

Para esta su nueva película, Tykwer deja a un lado su carácter moderno e innovador y configura un thriller conspiranoico al más puro estilo clásico, donde se nos narra la historia del agente de la Interpol Louis Salinger (Clive Owen) y su pareja profesional, la fiscal del distrito de New York Eleanor Whitman (Naomi Watts), que tras la muerte en extrañas condiciones de uno de sus compañeros, lucharán por destapar el enredo que vincula al banco IBCC de Luxemburgo con la compra-venta de armas para conflictos bélicos.



Tomando esto como punto de partida, la pareja protagonista comenzará su particular periplo por Europa con el propósito de desenredar la trama de corrupción, sin embargo, a cada paso que dan la sombra del banco se hace cada vez más alargada.

El creador alemán tomando como referencia las películas de conspiración clásicas de décadas pasadas, configura una obra sofisticada, elegante, adaptada a los nuevos tiempos y con las dosis justas de acción, en la que sobresale la espectacular secuencia del museo Guggenheim de New York, dejando más que patente que el arte tampoco se libra de los corruptos

Para The International Tykwer cuenta con dos pesos pesados de la industria de Hollywood, el rudo galán Clive Owen y la delicada sex symbol Naomi Watts, actores con una carrera muy dilatada en el mundo del cine y que ponen de manifiesto su buen hacer en este film, aportando si cabe una pizca más de sofisticación a la cinta.


Si bien The International no es un thriller redondo, pues su final rebaja la calidad imperante en el relato, Tom Tykwer consigue crear un película completa, que avanza sin reparos hacia su resolución final, envolviendo al espectador y manteniéndolo en la butaca hasta que el film llega a su término, momento en el que todos los asistentes nos planteamos la siguiente pregunta: ¿Qué sabemos de este ente (Bancos) del que todos participamos pero del que tan poco conocemos?. Para descubrir la respuesta o parte de ella sólo existe un camino: acudir al cine.