6.7.09

Pagafantas (2009)

A pesar de que la cosecha de cine español este año no ha sido muy buena en cuanto a términos de calidad se refiere, sí que dos de nuestras películas han ocupado los puestos de privilegio dentro de la taquilla, reportando ingentes cantidades de dinero a nuestra “industria”. Éstas han sido la excesiva y ridícula Mentiras y gordas (Albacete y Menkes) y la graciosa pero fallida Fuga de cerebros (Fernando González Molina). El film que hoy nos ocupa, Pagafantas, viene a erigirse como el caballo de Troya dentro de la parrilla cinematográfica, intentando hacerse hueco entre las producciones americanas que pueblan los cines durante el periodo veraniego. Para hacerles frente y aunque que resulte curioso, Borja Cobeaga, el director de la cinta apuesta por adoptar la fórmula americana propia de la comedia teen, donde como viene sucediéndose en los últimos años, los loser son los absolutos protagonistas.

Para empezar y con la intención de que todos podamos entender esta obra, lo más conveniente sería definir de la forma más certera posible el término pagafantas. Pese a que este concepto no ha sido todavía recogido en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, su definición sería algo así: dícese de aquel individuo que hace todo lo posible por conquistar a la chica que le gusta, pero de la que únicamente consigue la siguiente respuesta: “Te quiero, pero sólo como amigo”. Partiendo de esta premisa Cobeaga articula su particular opera prima, que hasta la fecha viene avalada por el éxito de público y crítica en el Festival de Cine de Málaga.
Una de las afirmaciones que se pueden hacer de este film es que se trata de una obra basada en hechos reales, ya que cualquier hombre que acuda a verla se verá identificado en alguno de los relatos plasmados en la película y para los cuales el director recurre a una fórmula cuanto menos novedosa en nuestro país, el documental, gracias al cual expone a la audiencia conceptos tan interesantes y a la vez tan desternillantes como “la cobra”, “el lemur”, incluso el propio “pagafantas”. Precisamente es con esta apuesta con la que el realizador consigue los momentos más divertidos del conjunto, puesto que el resto de pasajes no dejan de ser un pastiche de situaciones absurdas ya vista en la comedia USA de todos los tiempos y que provocan que la película no cuaje del todo dejando una sensación agridulce en el espectador.

Si bien la película no pasará a los anales de la historia como la comedia española de todos los tiempos, sí que ésta consigue mantenerse gracias a la gran labor de su actor protagonista, Gorka Otxoa, ese interprete desconocido para todos hasta hace unos año, pero que desde su incursión en la serie televisiva Cuestión de sexo, no ha hecho más que trabajar y sacar más de una sonrisa al gran público. Gorka en este caso Chema, es el gran protagonista del film y el que ostenta bajo sus espaldas el título nobiliario de pagafantas, al cual sus dotes interpretativas y su particular físico dan lugar a un perdedor muy de nuestros tiempos, cercano a la audiencia y con el que ésta se verá identificado, consiguiendo que la película transcurra hasta su término sin la necesidad de mirar el reloj o dar un bostezo durante su proyección.
Pagafantas
se presenta en la cartelera como un producto veraniego más, destinado a las grandes masas que quieran pasar un buen rato. Sin embargo, como viene sucediéndose con la gran mayoría de films aparecidos en nuestro país, pese al intento digno del director de hacer un producto que haga frente a los blockbuster americanos, estos siguen cayendo en los mismos errores (autocompasión, victimismo, pedantería, copia, etc.). Así que perdónenme si les ofendo, pero yo me sigo quedando con los supersalidos y los transformers de turno, porque por lo menos desde un principio sé cuáles son sus intenciones y no intentan dármelas con queso.