17.4.09

State of play (2009)

Un congresista y un periodista se ven envueltos en una trama de conspiraciones en las más altas esferas y unos asesinatos sin aparente relación entre sí. Esta es la premisa con la que parte La sombra del poder, film de Kevin Macdonald basado en la miniserie del mismo nombre producida por la BBC en 2003; teniendo en la corrupción, ambición, traiciones, lealtad… algunos de sus ingredientes para lograr atrapar al espectador en su butaca.

El documentalista y director de la aclamada El último rey de Escocia logra hacer uso de sus mejores armas para hacer de La sombra del poder una cinta hábil y muy realista. Y para lograr una mayor fidelidad hacia la serie original, nada mejor que contar con el guionista de la misma (Paul Abbott) como productor.

La película, por una parte nos muestra los entresijos de la política con sus medias verdades y juegos de manipulación. La ambición de una joven promesa y los conflictos con las grandes empresas. De otra tenemos al mundo del periodismo, que no difiere mucho del juego de la política: conflictos de intereses, lucha de poderes y cierta ambigüedad en cuanto a la forma de ver la verdad.

La sombra del poder retrata muy bien el momento actual de la labor periodística. Estamos en un proceso de cambio en el que parecen contraponerse dos visiones del oficio: la de Cal McAffrey (Russell Crowe), un periodista de los de toda la vida, muy minucioso, y la de Della Fray (Rachel McAdams), la nueva generación que se mueve por la instantaneidad y la información en red, más ágil pero sin tanta profundidad.

Al final, las rencillas entre ambas formas de trabajar se liman y surge una especie de relación mentor – alumna que logra sacar el reportaje adelante.

Y en medio de todo esto aparece la visión empresarial, a la que lo único que le importa es el negocio: vender escándalos y noticias sin importar el rigor periodístico. Aquí situaríamos a Cameron Lynne (Helen Mirren), editora del diario que tiene que lidiar con los deseos de los dueños y lo que realmente es ser un buen periodista.

Para terminar de liarlo todo está la búsqueda de la objetividad, la cual se pone en duda en bastantes ocasiones dado que Cal tiene intereses personales en la investigación: el congresista Stephen Collins (Ben Affleck), es parte implicada de la misma. La amistad que le une con Collins y su esposa dificultará su trabajo en favor de cierto sesgo que beneficie al político.

La sombra del poder busca una estética que nos lleve a la década de los 70, en plena edad dorada del periodismo de investigación, para lo que no se duda en homenajear a base de planos y algún detalle a filmes como Todos los hombres del presidente.

A los actores ya mencionados falta unir a Robin Wright Penn (La princesa prometida, Forrest Gump) como la esposa del congresista Collins, Jeff Daniels (Buenos días y buena suerte) y Jason Baterman (Hancock). Un reparto de lujo que deja el listón bien alto.

Esta historia de investigaciones, escándalos y corrupciones tiene momentos muy sorprendentes, y los 118 minutos de duración apenas se notan. Un gran guión y buena dirección junto a un reparto envidiable conducen la cinta viento en popa hasta llegar al final. Llegados a este punto parece encallar, las buenas vibraciones se quedan ahí, teniendo la sensación de que le falta la guinda al pastel. Lo que no quiere decir que se salga decepcionado – en absoluto – sino algo similar a cuando tras una exquisitez culinaria te quedas con apetito.

Aún así, La sombra del poder es altamente recomendable tanto para pasar un buen rato como para comprender algo más acerca del maltratado oficio periodístico.

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