5.11.09

Entrevista: Luís Tosar

Aprovechando el estreno de Celda 211, la última película de Daniel Monzón acerca de un motín que estalla en una cárcel de Zamora... recogemos esta entrevista que nos concedió Luís Tosar para La Huella Digital:

Pregunta: El film está teniendo muy buena acogida allá dónde va: Venecia, Toronto… ¿esperaban algo así?
Respuesta:
Hombre, ha habido una grata sorpresa (risas) pero claro nunca sabes muy bien, porque aunque tengas sensaciones buenas, es muy difícil. Pero la sensación de que realmente estas haciendo algo que está bien, de que tienes muy buen guión entre manos, que las escenas salen bien, que notas un feeling con el resto de los actores, incluso con la figuración que tuvo mucho que ver en esta peli… acabas de rodar y tienes la sensación de que, joder, realmente esté bien. ¿Qué pasa? Que luego tiene que pasar muchos procesos, es lo que tiene el cine, que hasta que está la peli realmente acabada y enlatada nunca sabes exactamente que es lo que hay entre manos. Incluso después, siempre tienes la duda, aunque te guste a ti, dices: “le gustará al resto del mundo o no”. Entonces bueno, para esto los festivales, sobre todo Venecia, el primero al que fuimos ahora, al enfrentarla al público, ya no solo a la crítica y al mundo de la industria… sí, la peli parece que gusta.

P: Toda la crítica coincide en elogiar su actuación como la mejor que ha hecho hasta ahora, incluso ya hablan de posible candidatura al Goya… ¿cómo lo está recibiendo?
R: Con esas cosas yo toco madera, porque basta que lo digan para que luego no te lo den. Y en cualquier caso creo que la fase importante todavía es la de que la peli se estrene y que la gente vaya a verla o no. Porque, claro, tampoco podemos congratularnos única y exclusivamente con la crítica y con la opinión de los compañeros de la industria porque luego al final esto no va a ningún lado. Realmente donde se deben medir las pelis es en las salas. Y esto es una incógnita, porque puede pasar que tengas una peli cojonuda y que finalmente no funcione por una razón o por otra… o bien por cuestiones de mercado que estrenas pegado a otra que te barre directamente la taquilla o de repente la peli no despierta tanto interés como creías que lo iba a hacer.

P: Ahora bien, una vez terminada la película… ¿hay algo que haría de otra forma o que intentaría mejorar de su actuación?
R: Sí, por supuesto, lo que no se muy bien como lo haría (risas). Cambiaría cosas, claro. Me encantaría hacerlo mejor, pero ahora, que lo podías hacer mejor, no lo sé (risas) eso pasa en todas las pelis… Tú haces unos planes, a veces salen bien y estás contento. Luego enseguida empiezas a pensar: “coño esto lo podría mejorar, esto no sé que”… yo por eso también procuro no ver demasiado las pelis en las que curro porque llega un momento en que ya no es productivo. Hay una fase en la que sí, en la que dices: “coño esto no acaba de estar bien, creo que si lo hubiese hecho así pues igual funcionaría mejor, estaría mejor aprovechado la situación, igual redondearía más la escena no se qué”… pero luego llega un momento en que ya empieza la tortura: “joder, esto es una porquería, esto tal”… hubo un tiempo en el que sí lo hacía así, pero luego descubrí que no tiene ninguna eficacia, que lo único que haces es torturarte y la peli no la vas a mejorar porque ya es la que es… En teatro sí, lo que pasa es que en teatro nunca tienes la objetividad que tienes en una peli. En teatro añoras tener la objetividad de verlo en una pantalla y decir: “vale pues esto así, esto no, lo voy a cambiar”… en teatro estás tan dentro, que lo ves cuando ya has dejado de hacer la función hace meses y dices: “y yo por qué hacía esto si realmente esto es así”.

P: ¿Qué fue lo que le atrajo del proyecto?
R:
Bueno, me atrajo sobre todo el guión cuando lo tuve entre manos. Yo leí la novela un tiempo antes, cuando me informaron del proyecto… los productores me enviaron la novela, me pareció que estaba muy bien, que era un material muy bueno para hacer una película. Pero también que era muy complicado de trasladar porque la novela tiene un estilo narrativo muy peculiar, muy bien escrito, pero que no es nada cinematográfico. Entonces bueno, estaba muy expectante para ver como recogían el material Daniel y Jorge Guerricaechevarría y hacían con eso un guión. Y la verdad es que la sorpresa fue muy grata. Porque creo que cogieron lo mejor que había en la novela y lo transformaron en un guión que era totalmente cinematográfico… para mí fue la gran alegría y enseguida llamé a Daniel, le dije que me parecía maravilloso el guión y luego también, un poco la sorpresa de que él quería que hiciese Malamadre y no Calzones, que era lo que yo había pensado.

P: Pasó casi un año desde que recibió el proyecto a que empezaron a rodar ¿no?
R: Sí, en realidad más de un año desde que yo leí la novela hasta que ya finalmente rodamos,. Y más o menos un año desde que Daniel y yo empezamos a hablar ya con el guión en la mano de cosas, de Malamadre y de la peli.

P: Malamadre se parece bien poco a lo que venía haciendo hasta la fecha… ¿Papel arriesgado?
R: Sí, pero era muy goloso también. Me dieron un papel que era un regalo y dije: “coño, si no hago esto es que soy tonto”. Luego tenía un componente ahí de bueno, tirarse a la piscina, de cambiar un poco de tercio, pero que era también algo consensuado con Daniel, que siempre estuvo diciendo: “venga tío, vamos aquí yo lo que te apetezca lo hacemos”… y claro, a mí me apetecía un poco de show y a él también. Decidimos que aparte de hacerlo todo lo correcto que pudiésemos, pues también nos podíamos meter en otro terreno, un poco más de espectáculo.

P: ¿Cómo ha sido la preparación del personaje?
R: Pues larga y un poco… dudosa más que nada. Porque iba como pasando de unos lados a otros. Pasó por muchas fases, pero creo que todo lo que fuimos haciendo, todo el trabajo previo, fue conduciéndolo hacia ese lugar. Malamadre, como está hecho con cachos de muchas cosas: gente que yo conozco; de otra gente que no, pero que imagine que podrían ser así a través del guión; gente que conocimos a lo largo del proceso; cosas que fuimos recabando en las cárceles; documentación; peña que ves… todo eso está en Malamadre, entonces bueno, fue un trabajo de meses.

P: ¿Algún tipo de referencias personales?
R: Por ejemplo, la voz, viene inspirada por un amigo mío. Siempre pensé que la voz de este tipo se merecía estar en algún personaje. Y entonces Malamadre de repente fue el lugar, porque cuando lo leí me pedía que tenía que ser algo así. Tenía que tener una manera de hablar especial y una voz que mostrase todo lo machacado que está este tipo y los 20 años que puede llevar dentro del talego. Fue muy determinante, pero también fue de las últimas cosas en salir… yo la ensayé durante bastante tiempo, aprovechando que tenia que leer unas cuantas cosas: leía en voz alta, trabajaba la voz para ver si tal… pero la decisión última la tomamos bastante tarde. También porque creíamos que era la decisión más radical y más arriesgada… es decir, directamente es cambiar la voz. Aquí, si funciona, estará bien, pero es que si no… va a ser un pastiche. Pero bueno, sí, creo que, más o menos funcionó.

P: ¿Cómo es Malamadre?
R: Es un tipo que tiene un código moral muy férreo que no tolera la traición, que respeta cosas como la amistad y el valor de la verdad y la mentira. Aunque luego, pues eso, probablemente matar a un tío le da igual, pero la razón por la que matas a un tipo, eso ya no le da igual… Yo creo que él valora más que un tipo mate a alguien porque lo odia que no que dejen matar a alguien simplemente porque bueno… eso es lo que a él le revienta. Y es un poco también de lo que habla la peli. Es decir, ¿dónde hay más delito?, en el qué mata, el qué pega un cuchillazo a otro tío… o el qué deja que lo maten, el qué hace la vista gorda.

P: ¿El que hubiera antiguos presos trabajando como extras le ha ayudado a meterse en la piel del personaje?
R:
Yo creo que nos ayudaba a todos los actores en general. Era una fuente de inspiración que estaba ahí. Incluso nos ayudaban mucho, siempre tenían alguna idea de como se podían hacer las cosas. Y yo creo que ellos también, de alguna manera, se estaban convirtiendo en actores en ese momento… bebían un poco de nosotros, había una especie de simbiosis ahí muy graciosa que también provocó situaciones de mucha risa.

P: ¿Planteó alguna dificultad rodar en una cárcel de verdad?
R: Sobre todo lo que hubo fue que limpiarla, porque tenía una cantidad de mierda espectacular aquella cárcel cuando llegamos. Llevaba doce años abandonada… prácticamente todos los animales de la zona ya se habían hecho ahí su casa. Y luego reconstruir algunas cosillas y poner en funcionamiento cosas que se habían venido abajo. Pero yo creo que fue un gran acierto, porque ya el aspecto de la cárcel era el que había. Muchas cosas, por ejemplo el color rojo de las rejas, puertas y todo eso, era algo que ya estaba allí. Que es algo a lo que quizás no te atrevas a hacer si tienes que construirlo de la nada… el color rojo que en principio era casi como una redundancia de que estamos contando una historia de violencia, de sangre, de una tragedia griega… y encima vamos a poner todo de color rojo… pues bueno, era el que había. Eso también creo que animó mucho a Dani a decir: “bueno, esto es documental, al fin y al cabo la realidad es esta ¿no? Pues ya está”.

P: ¿Existe mucha diferencia entre rodar en 35mm a hacerlo en digital? ¿El actor encuentra mayores facilidades?
R:
A la hora de rodar sí. Es la diferencia de poder hacer una, dos, tres tomas y a veces ya andar ahí raspaditos, a poder hacer las que quieras. Rodar planos secuencias muy largos sin tener la preocupación de que estás gastando un montón de película… poder ensayarlos tranquilamente y grabarlos, verlos y luego volver ya a rodarlos. Ese tipo de cosas creo que sí ayudan, no solo a los actores, sino también en muchos casos a los directores. ¿Qué pasa? Igual se pierde un poco el encanto que tenía el cine, de ese nervio de que las cosas tienen que salir bien porque la película empieza a rodar y tal… pero bueno, creo que es un mal menor comparado con las ventajas que te da el HD, que al final te da el placer de jugar muchísimo más y encontrar cosas que son maravillosas.

P: Volviendo a Malamadre, su relación con Juan Oliver (Alberto Amman) va evolucionando a medida que avanza el metraje… de la inicial suspicacia al respeto y una suerte de amistad…
R: Sí, totalmente. Es una de las cosas que teníamos muy claras desde el principio. La relación entre estos dos tenía que funcionar, y funcionar muy bien para que la película se sostuviese; porque al final es una peli sobre la creación de una amistad entre dos tipos que a priori son completamente antagonistas y cuyos objetivos en la vida no tienen absolutamente nada que ver. Pero ¿qué pasa?, que Calzones, Juan Oliver, se ve metido en unas circunstancias que hace que cambie su parecer con respecto a muchísimas cosas. Su vida cambia radicalmente por desgracia, y Malamadre, en buena parte, es el causante de todo eso, aunque él no sea muy consciente de ello porque no tiene ninguna culpa de que Juan Oliver esté allí. Pero de alguna manera también, Malamadre tiene cosas que Juan Oliver rescata de él y por eso llegan a esa intimidad.

P: El trabajo de Alberto Amman, a pesar de ser prácticamente un debutante, también ha sorprendido gratamente. ¿Cómo lo ha visto usted?
R:
Pues Alberto es que es una máquina. Nos conocimos haciendo unas pruebas para la peli. Y creo que en esa prueba, todos los que estábamos allí: Daniel Monzón, Eva y Yolanda las directoras de casting y yo… creo que a ninguno le cupo la menor duda de que iba a ser Calzones. Porque de repente, nos encontramos con un actor de talla gigante, con una pureza en la mirada, con una fuerza espectacular, con una técnica ya muy depurada, a pesar de ser un tipo que iba a hacer su primera película y que daba lo que tenía que tener ese personaje.

P: Coinciden también en Lope, que ha terminado de rodarse hace poco.
R:
Sí, de hecho es una relación un poco similar. Lo que pasa es que desde puntos de vista completamente diferentes. Pero bueno, nos hacía gracia investigar una relación de amistad similar pero en una época que no tenía nada que ver, y con roles completamente diferentes… también hubo un momento en que pensamos si deberíamos estar juntos en esa película o no. Por si de repente no sabíamos como darle la vuelta a aquello. Pero vamos, realmente decidimos que tampoco tenía mucho que ver, los conflictos eran completamente diferentes.

P: Aparte de esta “Celda 211” tiene otros proyectos ya estrenados como “Los límites del control” de Jim Jarmush…
R:
Fue un placer muy breve (risas) pero muy intenso. Trabajé con él tres días, me parece que fueron, porque eran todo historias así muy cortitas, muy episódicas… y bueno, me hubiera gustado estar más tiempo con él porque es un tipo muy especial. Tiene una forma de trabajar que creo que es muy interesante, muy atípica. No tiene mucho que ver con ninguna otra persona con la que yo haya trabajado. Tiene una forma de afrontar el cine con un concepto de la aventura y de la valentía total… llega allí y va a crear una peli, pero con pocos planes preconcebidos. Es un tipo que el nihilismo lo lleva hasta las últimas consecuencias.

P: Además, sigue tan comprometido como siempre… ha participado en el documental “Flores Tristes” de Manuel Abad sobre la represión franquista. ¿Cómo surgió?
R:
Este proyecto lo tenía Manolo desde hacía bastante tiempo, intentando levantar esa historia… al final lo consiguió y nos dejamos liar unos cuantos. Además, yo a Manolo lo conozco de haber trabajado con él en la TV gallega y nunca habíamos tenido la oportunidad de hacer ficción… bueno, tampoco es ficción, pero digamos que lo nuestro tiene más que ver con ficción que con documental, porque es una parte un poco narrativa lo que hacemos los actores. Apetecía y era además muy bonita la historia que se contaba.

P: El posicionarse ante determinadas causas que consideran justas y prestar su imagen por ellas… ¿Lo considera cómo una responsabilidad respecto a todos aquellos que no pueden o no saben como hacer oír su voz?
R: No es que lo vea como una responsabilidad, es casual. Se te brinda la oportunidad de prestar tu voz para eso y hay determinados sectores que no van a tener ningún tipo de foro en el que se los escuche si no hay alguien que sea mínimamente conocido como para que de repente los medios de comunicación se hagan eco de eso. Esto es lo triste, que es que esto ocurre. Si en alguna medida puedes ayudar siendo simplemente un ciudadano que está ahí y que es más conocido y sabe que si convocas a los medios van a aparecer; pues bueno, ya algo estás haciendo y estás sirviendo para algo. No es simplemente salir ahí y decir lo que te apetezca, sino que todo esto tiene una razón de ser.

P: Vamos, que se aprovecha la relevancia pública para sacar ciertos temas.
R:
Sí, porque si no, hay cosas de las que nunca se sabe. Hay cosas de las que nunca nadie quiere hablar o directamente que no son noticia. Porque hoy en día bueno… parece que es más noticia cualquier chuminada que se pone por las tardes a las cinco y que habla la ex – esposa de un torero… y que de determinados sectores realmente desfavorecidos de la sociedad no se sepa jamás que están ahí. O determinadas cosas que ocurren pero que de repente pasan por los medios de información y no les interesan… ya al margen de los intereses políticos, económicos y todo esto, que ya entras en un entramado en el que ya no sabes cual es el culpable. Con lo cual, a veces es mejor no planteárselo o decir que todos son culpables y ya está.

P: Ya para terminar, viene de participar hace poco en el Festival “Vigo Unha e dez” ofreciendo a los jóvenes sus experiencias y conocimientos acerca del cine… ¿cómo ha sido la experiencia?
R:
Bueno, breve también. Lo que pasa es que fue muy divertida porque fui con mis compañeros de cuando empecé a hacer cine: Antonio Pereira, Jorge Coira y Piti Sanz. Nosotros empezamos juntos en Lugo a hacer cortometrajes y durante muchos años hemos seguido ahí… y ahora hemos tenido, además, la suerte de volver a coincidir todos en una película. Ya solamente por eso es muy bonito. Lo de que nos hayamos juntado y hablar. Y luego que tenía un poco el sentido de que íbamos a hablar con chavales que están un poco en la situación en la que estábamos nosotros cuando estábamos en el instituto.

P: Se ve un poco reflejado ¿no?
R:
Claro, están tipos ahí organizándose sus cortos entre ellos. Un poco buscando su lugar. Algunos pues quieren ser actores, otros querían ser directores… prácticamente el mismo esquema que teníamos nosotros en el instituto. Y yo, joder, espero que alguno de los que estaban en Vigo, pues dentro de quince años que estemos ahí.



Fotos: Eva Garrido

3 comentarios:

Alejandro dijo...

hola!! enhorabuena por tus pinitos periodísticos!

me he leído toda la entrevista con intención de saber algo mas acerca de la película "celda 211". pero solo sé algo acerca del rodaje y sus actores.
así que bueno daniel san, cuéntame... ¿que te pareció la peli? ¿me la recomiendas?

un abrazo y sigue así!
Alejandro

Daniel-San dijo...

Gracias, gracias. Sí, en la entrevista preferí centrarme más en esos aspectos, me parecían más interesantes... pero tranqui... habrá más informaciones sobre la peli xD

A mí me gustó bastante. Muy recomendable... se aleja del cine que se suele hacer por aquí.

Alejandro dijo...

tenías razón daniel san!
acabo de venir de verla y me ha impactado. me esperaba que me iba a gustar menos y he salido muy sorprendido y con esa sensación de que te has gastado el dinero en algo bueno :)

un abrazo
Alejandro